¿Cómo empieza la digestión?

Hemos de pensar que la digestión empieza mucho antes de comer nada.

Frente a un plato ya se empiezan a activar nuestros sentidos de alerta (oído, olfato, vista) llevando la información al hipotálamo, el cual se encuentra en el cerebro, éste es muy importante, ya que es el encargado de centralizar las señales, las analiza y las devuelve descodificadas al organismo para que se actúe como se debe. Es el que da la orden de producir saliva y las segregaciones de ácidos gástricos ante la comida que va a ser ingerida.

Todo ello me hace recordar una anécdota de cuando era pequeña. Yo cuando tenía 10 años tenía a mi perro Max, maravilloso y listo como ningún otro. Cuando mi padre empezaba a cortar jamón ibérico, él iba corriendo a ponerse en un lugar estratégico de la cocina. Él empezaba a salivar como si no hubiera un mañana porque a través de su olfato, su vista y su oído ya le había dado la orden a su hipotálamo para que empezara su digestión, él ya se anticipaba al festín que le venía, como no, jamoncito del bueno que mi padre siempre le daba por lo bajini.

Pues en el ser humano es exactamente igual, lo que no es tan evidente claro está. Con esto lo que quiero decir es que hemos de pensar que la digestión empieza mucho antes de introducirnos un alimento en la boca y empezar a masticar. Este concepto es clave para entender muchos casos clínicos que me encuentro en consulta. La anatomía y la fisiología muchas veces nos dan la respuesta.

El nervio vago, el X par craneal es el gran protagonista de esta gran película que es la digestión, ya que gracias a él a través de la señal del hipotálamo se inicia la producción de ácido gástrico, dónde se encuentran las maravillosas enzimas digestivas, son como una tijeras que cortan las sustancias que ingerimos bien pequeñitas para que nuestro sistema gastrointestinal pueda asimilar y absorber convirtiéndolas en combustible para nuestro organismo, y lo que no necesite nuestro cuerpo más adelante lo expulsará… Así que no hay duda lo bien diseñados que estamos, no creéis?