Liberar la respiración, ¿No creéis que es un primer paso para la comunicación?

Hoy en día adaptarnos al mundo en el que vivimos, en ocasiones supone pagar un alto precio. Las tensiones musculares que acumulamos durante el día nos encadenan e impiden el libre juego del DIAFRAGMA. Incluso diría que se nos olvida respirar.

Toda emoción repercute directamente sobre el ritmo cardíaco y respiratorio, así como el equilibrio de presiones entre la cavidad torácica y abdominal, justo donde se localiza nuestro “paracaídas”, el diafragma.

Así que pensando hay muchísimas expresiones populares que no dejo de escuchar durante años que muestran esta relación tan estrecha entre emoción y diafragma. Tales expresiones como:

⦁ Contener el aliento
⦁ Cortarse la respiración
⦁ Faltar el aire
⦁ Perder el aliento
⦁ No me dejas respirar
⦁ Déjame respirar
⦁ Me estás ahogando

Por tanto, no tengo ninguna duda en que el diafragma se ve afectado por la emoción, ya sea la tristeza, la melancolía, el miedo, la angustia, la ira, el asco… Solo la alegría es capaz de liberarlo.

Muchas veces en consulta durante el tratamiento al desbloquear un diafragma, me encuentro con reacciones al instante como el llanto o la risa. Es como si abrieras la caja de pandora, el diafragma es la llave principal de la casa para poder acceder al paciente.

Al trabajar durante muchos años, me he dado cuenta que según el escenario que encontramos, debemos orientar al paciente con otras terapias para poderlo ayudar en toda su plenitud. Por eso siempre he creído y soy fiel defensora de un buen trabajo con un equipo interdisciplinar.

En conclusión, podríamos decir que el diafragma es como si registrara la información de lo vivido. Muchas veces nos asfixia inconscientemente, de tal manera que el cuerpo busca compensaciones para poder respirar.